lunes, 4 de mayo de 2009

El Principio

Desde que tengo memoria me ha intrigado el concepto. Ahora se que se refiere por igual al inicio de un suceso y/o a la base, fundamento condensado de un asunto. La segunda parte es un poco imprecisa, verdad. Es de los vocablos que empleamos sin exactitud justamente porque su ambito es amplio, muy amplio, y terminamos usandolo a diario sin recato. Si queremos darle fuerza a una proposición de cualquier clase o de cualquier nivel, nada mejor que calificarla de principio, corresponda o no a una verdad enjundiosa. Desde luego este comentario se refiere a un uso verbal y circunstancial, pero muy común. Es decir que la palabra principio se presta para lo baladí si bien el concepto es profundo.

El significado de primero solo es anterioridad de espacio o de tiempo segun nuestra percepción común, o anterioridad espaciotemporal según la física moderna. Pero el ser antes que otros no es únicamente circunstancia, ese ser antes que otros incluye protagonismo, es el ser que pone pautas al que sigue, establece la naturaleza de una serie de sucesos ligados por base compartida; quiero decir que de no cumplirse el pacto sucesorio calificaría como diferente a la cuestión posterior. Cuando partimos de un principio todo lo que sale de el está ligado por una condición de pertenencia fundamental. El ejemplo fácil lo da la serie de numéros naturales de Peano. El uno es el principio, todos los demás números son acumulaciones de uno.

La segunda acepción es síntesis, resumen, apilamiento de conceptos reunidos, fundidos, que se expresan en una frase corta. Su despliegue nos brinda el detalle de componentes y subcomponentes. En este sentido es totalidad, suma de partes, conjunto. Complejidad.

Una forma de pertenencia a un principio es la observación de una regla o norma. Una variedad de sucesos siguen una ley, si todos comparten una misma restricción o están habilitados para lo mismo. En este apartado están los principios especializados: legales, filosóficos, económicos, lógicos, matemáticos, contables, sociales, etc. Estamos llenos de ellos. Hasta la duda tiene uno: el principio de incertidumbre.

Los principios no son infalibles ni inmutables, pueden estar errados o ser superados por la época. Lo que sucede por diferentes razones de las cuales me interesa resaltar dos: cuando resumen o sintetizan erradamente, lo que se podría llamar error de reducción y cuando interpretan equivocadamente los hechos, cosa que se da con frecuencia en ciencias interpretativas de la naturaleza, puesto que están basados en aquello que se percibe como real un determinado momento. Este es el caso del principio de la relatividad especial de Einstein, formulado como ley para un universo estacionario distinto del real.

Hay principios que están de alguna manera privilegiada metidos en nuestra mente por lo que nos consideramos autorizados para calificarlos como verdades evidentes por si mismas. Estos tales toman el nombre de axiomas. Es decir el axioma es un principio infalible e inmutable. A mi tampoco me complacen esos términos por ello tengo un análisis especial de los axiomas en este mismo blog.

No todos los principios tienen la misma importancia ni igual trascendencia. Hay uno que les supera a todos en todo. Es el principio del universo. Contiene en el los secretos del cosmos, sumidos, resumidos y fusionados. Es el punto de partida de la física y de la existencia. Cualquier otro principio es posterior a el, y es, existe, porque pertenece a un sistema de existencia ya establecido y vigente.

El principio del universo es un hecho que escapa de la lógica pues esta como ciencia comienza luego de el. Por lo tanto, no ayuda en su comprensión ni lo explica.

¿Queda como suceso fundamental pero colgando en un vacío lógico, sin autosuficiencia propia, sin justificación, sin razon de ser?. ¿De donde proviene tal cosa?. La comprensión humana, cuyo alcance está limitado por la capacidad de su inteligencia, que no escapa a las limitaciones demostradas por Gödel a la hora de entender los secretos de la naturaleza, no puede llegar a entender el conjunto universo o mundo real al que se pertenece.

Nos queda un camino indirecto de aproximación: recorrer la ruta de las ciencias naturales desde el presente hacia el pasado. Montarnos en la complejidad como producto del tiempo para buscar la simplicidad de tiempos anteriores. Algún momento ese camino terminará en el principio, en el principio que buscamos. Nuestra esperanza es llegar. Solo llegar.

En el camino retrospectivo hacia el pasado hemos ido de lo grande y complejo a lo secillo, las cosotas de la vida vulgar se han reducido a pequeñas partículas, ínfimas. Hasta ahora hemos usado de la causalidad, pero al reves de lo usual, de los efectos a las causas. Nos iba bien así. Redujimos la vida a células, aminoácidos y cadenas de carbono, descubrimos que en última instancia eran solo átomos; los minerales, los metales son agrupaciones de moléculas y átomos, otra vez átomos. De estos últimos, factor comun de lo orgánico y de lo inorgánico, encontramos unas pocas clases. Pudimos entender como todos comienzan por uno simple, sencillo, abundante, el de hidrógeno, de este nacen los demás. Todas las cosas, desde las complicadas, inmensas galaxias solo son, en principio y último análisis átomos semejantes. Todos son complejidades del primero.

De pronto llegamos a un territorio físico donde las cosas son y no son, están y no están, el espaciotiempo se ha desvanecido. Hemos entrado a otro universo, el de lo sumamente pequeño. Las reglas de las cosas no funcionan. La causalidad no trabaja. Estamos dentro de un átomo. Estamos desconcertados. Esto es un caos, un desorden. No podemos pasar porque nuestro camino hacia lo simple desapareció. Hemos arribado al principio de incertidumbre. Solo sabemos que ese mundo existe en conjunto. El camino hacia el origen ha colapsado.

No hemos llegado. Estamos en las inmediaciones del principio. La respuesta final es imposible.