lunes, 11 de diciembre de 2017

CONTRIBUCION DE LA FILOSOFIA AL ORIGEN DEL UNIVERSO


Este estudio va por la nueva forma de filosofía concebida para entender el universo a partir de conceptos físicos. El párrafo que sigue lo ubica dentro del panorama general.

En los últimos tiempos la filosofía suspendió el tratamiento de los temas tradicionales. Ha influido en este marasmo de la filosofía que  la especulación teórica pura asentada en la inteligencia no pudo hacer frente al embate de la ciencia y sus ponencias concretas.  En otro aspecto,  el vínculo especial entre filosofía, ciencia y religión, la causalidad, había sido  reducida a costumbre psicológica y más tarde degradada por la aleatoriedad de la física cuántica y la evolución que la encontraron insuficiente  para explicar los fenómenos de la física subatómica y de los cambios de la vida.

Hay que añadir a lo dicho el vertiginoso adelanto de las ciencias experimentales que ha comenzado a dar informaciones  concretas sobre la evolución del universo, la aparición de la vida y el conocimiento perceptivo. 

Los antiguos criterios de que las cosas reales eran productos de la actividad mental y el idealismo basado en estos criterios quedaban obsoletos por las demostraciones científicas. Las suposiciones supervivientes de que algunos axiomas eran parte constitutiva del cerebro o incrustaciones en la mente enfrentan los descubrimientos  de la investigación neurológica en curso.  

Es en este entorno que se desarrolla la filosofía analítica basando sus proposiciones en las ciencias naturales, la lógica y el lenguaje. No es pues un modo del pensamiento ni una escuela filosófica sino un cambio del enfoque preferente que decide la búsqueda de las verdades últimas  por medio de nuevos métodos: no más especulación, no más causalidad, la investigación es lo apropiado, seguida de una renovada interpretación, y la depuración del lenguaje hacia la precisión de las nuevas concepciones. El cambio de la fuente de la información es radical porque la filosofía clásica buscaba las soluciones a los problemas del universo y del hombre en la mente privilegiada, capaz de  reflexión y  abstracción; la filosofía analítica piensa que toda la información necesaria para encontrar esas respuestas están en la naturaleza y que el medio idóneo para obtenerla es la investigación científica teórica y práctica. A tal punto llega el cambio de la base de datos o fuente de información que el desarrollo de la ciencia se ha vuelto determinante para la solución de los problemas pendientes de la filosofía.

Pero las incógnitas filosóficas tradicionales permanecen vigentes y demandan respuestas. No se resuelven por el solo cambio de enfoque mencionado, necesitan además nuevas elaboraciones.

Hasta ahora los intentos que se han hecho al amparo de la filosofía analítica han sido discutibles tal vez prematuros en proporción a las inconsistencias de las teorías empleadas. Así, la solución que da la física al problema de la existencia de Dios en base a la física cuántica resumida en voz de Stephen Hawking peca de apresurada y termina siendo superficial porque no se ha tomado en cuenta la naturaleza del caos. Los temas de la existencia, la conciencia y la reflexión no evolucionan satisfactoriamente hacia una solución pese a la inmensa cantidad de recursos financieros y humanos que se dedican a la investigación.  Es así que nadie sabe que es la conciencia, aparte de proposiciones parciales de alcance limitado, ni cuál es la relación de la mente con el cerebro más allá de lo que la psicología ha descubierto por medios indirectos que se basan en la interpretación y la tabulación de conductas. Tampoco satisfacen las respuestas al origen del universo que han llevado el inicio hasta un punto de densidad infinita que hace recordar la costumbre de la Metafísica de resolver asuntos complejos empleando conceptos incomprensibles.

Seguimos esperando que la investigación nos de más y mejores datos para resolver los enigmas del universo y del hombre. Mientras tanto hay que trabajar con las pautas e indicios que están ya sobre la mesa observando que se los ve aislados del conjunto del saber humano. Falta el examen filosófico sobre lo descubierto para entrelazar los datos unos con otros. Esta es una de las  metas de este artículo.

Fruto de este cambio de posición de la filosofía hacia los datos que provee la ciencia como fuente habilitada del conocimiento racional surge una nueva rama de la filosofía: el fisicalismo que se abre paso un tanto dificultosamente por sus constantes referencias a la ciencia pues aceptemos que entre los pensadores hay pocos que la privilegien. Mas aún, a muchos filósofos les causa erisipela maniobrar intelectualmente con conceptos físicos.


Porque abona a mi favor debo expresar que este trabajo profundiza desde la física conceptual, acepta en el modo de hacerlo, el criterio de Einstein quien opinó que mientras se mantenga un estudio en las áreas conceptuales no son necesarias las matemáticas. Pero también se lo hace respondiendo al artículo  de Werner Heisenberg quien pide ayuda a la filosofía como la forma del pensamiento adecuada para descifrar aquello que  la física no ha podido resolver, a él le preocupaban sobremanera los  enigmas cuánticos.

 

domingo, 4 de septiembre de 2016

ATEISMO DE SALON


Lo que nadie discute es la importancia del tema de la existencia de Dios. No se incurre en exageración si se afirma que es la inquietud más importante que llega al hombre en algún momento de su vida, y que la solución no es fácil. Nada fácil.

Será por ello que buena parte de la gente y muy en especial los jóvenes, cuando son interrogados al respecto, usan como respuesta el verbo creer, que es el mismo que emplean las personas religiosas y que son criticadas por hacerlo. Creer significa aceptar un conjunto de fuerzas interiores representadas por la educación y las costumbres como guías de la verdad, descartando el uso de la reflexión intelectual, de la lógica y de la coherencia. El empleo de una actitud voluntariosa en este caso deja sin argumentos suficientes la selección hecha  ya que apuesta por la determinación de una fuerza ciega como es la voluntad en desmedro del buen juicio. La realidad es que pocos prefieren  enfrentar el enigma como un asunto que pide reflexión.

Es que pensar será siempre más arduo, difícil y demandante que aceptar o negar algo por la vía rápida y simple de tomar una posición. No deberíamos tomar el desafío más importante de nuestra vida sin darle la atención que se merece.


De la solución a la que arribemos van a depender muchas de nuestras decisiones vitales para nosotros y para las personas que nos rodean

Ya en el campo de la razón vemos que entre los que optan por la  reflexión se ha difundido la idea de que Dios no es necesario en un universo propiciado por el azar. O se dice  que es imposible alcanzar una respuesta intelectual después del fracaso de la filosofía, llegándose a afirmar  que  no es algo que pueda resolver la capacidad humana, lo cual a su tiempo se precipita rápidamente en la postura de  que no hay que hacer esfuerzo alguno puesto que de todas maneras culminará en fracaso.  

Se observa, en cuanto a lo primero, que el origen del universo por obra del azar es un absurdo lógico que pasa por encima de la inmensa diferencia que hay entre la simple probabilidad espaciotemporal del mundo real y lo que es el caos cuántico, confusión que ya se vio en la frase hecha clásica “Dios no juega a los dados” de Einstein, o en los criterios que prevalecen como tónica implícita de las generalidades que subyacen a los escritos de Hawking sobre el tema.

Sobre lo segundo, hay que reconocer que la filosofía especulativa ha sido antes y es ahora poco útil para resolver los enigmas porque nunca ha tomado en cuenta la importancia decisiva de la física, bien es verdad que esta no se había desarrollado en el pasado a los niveles que ha tocado ahora.  

Una nueva respuesta, mejor construida, con fuertes visos de verdad se ha edificado desde  la filosofía de la física, respuesta  que tiene la virtud de resolver el asunto en conexión con la realidad para lo cual usa de una lógica natural y de la contribución de modernas acepciones que ha desarrollado la física teórica. No se asuste nadie, tomamos de esta ciencia solo los conceptos nuevos que son suficientes para las soluciones que se han elaborado sin necesidad de recurrir a la encriptación matemática.

La respuesta  intelectual para iluminar el asunto de la existencia de Dios en el más alto nivel que posee el hombre, la reflexión,  consta en el libro La Naturaleza del Universo en proceso de  publicación en la red. Allí se verá además que no hay incompatibilidad entre la ciencia y la existencia de Dios.

Desde luego para muchos será preferible  aceptar las soluciones que escuchan en el grupo social que frecuentan o  entre amigos cordiales en conversación circunstancial,  momentos  en los cuales el tema se conversa al desgaire no exento de cierto desparpajo. Es lo que denomino, ateísmo de salón.   

domingo, 5 de mayo de 2013

DIOS, HACIA UNA NUEVA RELACIÓN CON EL



Hacia una nueva relación hombre Dios

Texto vinculado al articulo "La naturaleza de la conciencia"





En el acervo popular la idea de Dios es de modelación personal. Ha estado forjándose desde siempre, por años,  asentándose en el corazón  y creciendo en la mente de los individuos a partir de la niñez. Han cincelado el concepto aportes culturales, educativos, familiares y sociales, así como factores tan distintos como el miedo, la impotencia, las carencias cuando nacidas de las imperfecciones humanas; del amor, la espiritualidad, el bien, cuando han venido de las aspiraciones superiores del hombre.

Ahora, y como resultado de esta mezcolanza, nos encontramos con que los hombres  hemos configurado  un Dios absurdo, que nos ha hecho libres pero sometidos, que permite el sufrimiento pero consuela, que juzga  a seres  que no tienen plena responsabilidad de lo que hacen ni de lo que son. Hemos ideado en nuestra vida diaria un Dios disparatado.  Las religiones, por su parte, lo han calificado como intocable: intocable El y también intocables los absurdos que se le asignan.

Ante las dudas que pudieran surgir por lo expresado en el párrafo anterior juzgo conveniente  reafirmar que acepto la existencia de Dios como un hecho de conclusión final de caracter deductivo, convicción que se basa y se ratifica en varios artículos del blogg pero que se enraíza en  mayor profundidad en “la Naturaleza del Universo”, texto por publicarse.

Es indispensable, desde otro enfoque, actualizar el  pensamiento trascendente iluminándolo ahora con el concurso de la ciencia moderna, actividad considerada durante un tiempo no solo el mayor obstáculo, el mas connotado oponente, sino el rival a vencer desde la fe. Dado el cúmulo de aportes científicos al origen del universo y al desarrollo de la mente es hora de revisar las relaciones con Dios.

Podemos sobrevolar por todo aquello que refleja nuestras febles condiciones naturales, el ramaje que obscurece el análisis. Lo que está claramente prohibido por la sindéresis es ignorar la grave contradicción entre libertad individual y predeterminación (determinación, plan de Dios, o conceptos afines),  ideas que reposan  juntas en nuestra memoria cultural pero que carecen de consistencia  lógica. ¿Acaso no nos damos cuenta de que son  excluyentes? ¿Que se aniquilan entre sí? ¿Que no pueden coexistir?

Por consiguiente hemos de optar por una de las dos. Con la circunstancia de que al optar estamos haciendo uso de la libertad interior, por lo tanto, la decisión, como acto de libertad indiscutible,  excluye de facto y definitivamente a la otra alternativa determinista que así se vuelve  inaceptable.

Somos libres y por consiguiente no podemos convenir en que nuestra existencia esté planificada por Dios, lo cual lo digo no como un acto de rebelión sino de consistencia. Esto es lo que nos toca concluir a los hombres sin que signifique nada mas que un acto basado en nuestras capacidades de reflexión.

Si Dios interviniera en el destino humano estaría dando muestras de incoherencia. Después de haber creado un caos original como forma de garantizar la libertad de todas las cosas y luego de permitir que la aleatoriedad sea el camino independiente del desarrollo de la naturaleza, no es coherente violar el esquema elegido. Esta clase de absurdos son vicios de los hombres caprichosos, que no puede endosársele a Dios.

Decir y sostener que somos libres obliga a  reexaminar nuestra relación con Dios. ¿Es que la libertad rompe todo vínculo con Él? No, en modo alguno. Las consideraciones siguientes ayudan a sincerar la cuestión.

Pero para hacerlo tendré que hablar del problema de la existencia. Si estamos de acuerdo con  que las cosas existen cuando están en un lugar durante un tiempo, tendremos que aceptar que la conciencia es un caso especial porque no cumple la regla. Su presencia en el hombre es aceptada como  un conocimiento  de accesión directa. Es el único conocimiento que no pasa por el sistema sensitivo primero contradiciendo de este modo los criterios aceptados sobre la ruta que sigue en el hombre esta actividad.
.
La conclusión, fría pero necesaria, se resume en que algo que está en nuestra mente, sin someterse a las reglas de la existencia, es algo que no pertenece al mundo convencional y real de las cosas que existen.

Es algo relacionado con Dios pues, pese a toda la badulaquería inconsistente concebida al respecto, nunca demostrada, no existen mundos intermedios. La conciencia es por consecuencia, Dios en nosotros.

En la mente humana se produce una interfaz entre los productos de la mente catalogados como conocimientos, imágenes y recuerdos y  la conciencia o presencia pasiva de Dios, que los refleja según lo queramos o no, es decir, a nuestra voluntad. El reflector, que no tiene acotaciones espaciotemporales, refleja todo lo que se le presenta, sin defecto ni límite de ninguna clase, límite que si actúa, en cambio, sobre los productos de la mente mencionados como conocimientos, imágenes y recuerdos.

La conciencia es una parte de Dios en nosotros, aquella que logramos captar. Es de este modo que obtenemos la racionalidad. Así, Dios delicadamente se presta para que podamos  acceder a un nivel superior.

Una inquietud válida  es aquella que pregunta: ¿ porqué está Dios en nosotros?. Seguida de la respuesta escolar tradicional: está en todas partes porque el espacio no es una restricción para El, como no lo es el tiempo. Por lo que se deduce que es el hombre quien logra captarlo a través de su evolución neurológica. El  lo permite.

 Idea que anula el pensamiento de que Dios se nos ha dado a conocer en acto preferente.

Si Dios es justo, por qué habría de negarse a unos y mostrarse a otros. Tal conducta lo convertiría en un Dios injusto.

Entonces llegamos a un hombre libre que ha logrado  su racionalidad por su desarrollo neuronal evolutivo, tarea en la cual ha estado en tácita competencia con los seres del universo.

Un hombre así entendido debe responder de acuerdo a su conciencia y libre albedrío sobre  todos los temas que le afectan. Conflictos tales como el pecado, el aborto, la eutanasia, y cualquier otro dilema, debe resolverlos el hombre sabiendo que siempre está en la presencia de Dios y que a pesar de que El no interviene en las decisiones que tome  contribuye dándole la capacidad de distinguir según su acervo de conocimientos culturales, educación etc.

A Dios le debe el hombre su condición de rey de la naturaleza y debe responder por ella ante su conciencia, es decir, en su intimidad, frente a sí mismo, y ante  El
.
A la hora de la muerte será el mismo hombre el que verá pasar su vida memorizada, ante su Supremo Reflector. Recordará sus decisiones, si estuvieron o no enmarcadas en el bien.
 
El   hombre se juzgará a sí mismo.




















lunes, 23 de julio de 2012

Como se forman los axiomas



Cuando hablamos de axiomas aludimos a verdades que se muestran evidentes por si mismas. Este concepto aparece repetido desde tiempos antiguos hasta ahora. Los matemáticos y lógicos trabajan con ellos por su condición de verdades indiscutibles, llegando a usarlos como la base y cimiento del desarrollo de estas ciencias.  

Siempre me llamó la atención lo terminante de la afirmación respecto a los axiomas. "Verdad evidente que no necesita demostración". Para mí, acostumbrado a buscar la explicación de las cosas, hablar de esa manera taxativa me parecía una herejía. Los beneficios que se obtiene de su uso no se pueden discutir. Pero hay que buscar la justificación que está detrás.

Subsiste por lo tanto la cuestión de encontrar su origen, de donde proviene tanto poder y porque está en nosotros como una incrustación mental inexplicable. Cuando encontremos la fuente estaremos habilitados para precisar su alcance y sus limitaciones.

Históricamente los axiomas pusieron en graves aprietos a los partidarios de la experiencia como fuente del conocimiento. Al no poder explicarlos como provenientes de ese origen algunos empíricos optaron por tratarlos como excepciones.

Si la mente del hombre es una "tabula rasa" al nacer como modernamente lo confirma la Neurología,  hay que aceptar todas las consecuencias de tal hecho, por lo tanto hay que aceptar el origen empírico de  los axiomas.

Vivimos una época en la cual se han desarrollado ciencias que nos pueden ayudar en la búsqueda de la solución. En especial la Psicología Genética y la memoria 

Supongamos la actividad de un hombre en tiempos primitivos en su diario bregar. No es un relato minucioso pues  el objeto es resaltar los aspectos de la vida elemental que llevan a un entendimiento del objetivo propuesto.

Primer día.- Un hombre deambula  por el bosque. Mira una manzana colgada de un árbol, ve el fruto, su hambre induce la secreción de un químico relacionado con la ansiedad y el  deseo, camina hacia el árbol, coge la fruta la lleva a su boca,  la come, luego de la comida experimenta  alivio orgánico y sicológico.
De todo ello forma en su memoria un registro neuronal. El registro en memoria incluye la participación de muchas neuronas correspondientes a distintos sentidos que han actuado al mismo tiempo compartiendo los datos del hecho real. Así participaron células de la visión, del tacto, del oído, del gusto, del olfato y posiblemente otras más de sistemas complementarios. El suceso estuvo influido por  los químicos reguladores del hambre, neurotransmisores, dopaminas, endorfinas etc. que se volcaron al torrente sanguíneo y a los sistemas cerebrales pertinentes.

En resumen, la memoria almacenó los datos de los sentidos y los datos de los químicos que estuvieron a cargo de las sensaciones de ansiedad por hambre, de expectativa y de saciedad luego de ingerirla, para ello invadieron el sistema circulatorio con sus enzimas.  

Otro día se repite la experiencia, el hombre  vuelve a ver una manzana y hará lo mismo. Esta vez cada neurona visual recordara su acción pasada. Lo mismo harán las neuronas de los otros sentidos que grabaron su participación en la primera experiencia. Por supuesto volverán los químicos tanto los recordados como algunos nuevos correspondientes a particularidades de la nueva experiencia.

En su mente quedarán registradas las dos experiencias similares con los detalles particulares de cada una. Sucederá algo parecido si las experiencias se repiten varias veces

 Tiempos después concluye

La experiencia de la manzana se ha hecho rutinaria, la busca a diario. Ha notado que todas producen saciedad, calman el hambre le mejoran el ánimo. El mensaje de su reflexión  es constante: las frutas son parecidas, más nunca iguales. Lo sabe por sus recuerdos, que le dicen también otros detalles, unos sobre el color, otros sobre el olor, otros sobre la textura al tacto.  
No cabe duda, una manzana solo es igual a si misma, nunca habrá otra igual. Ha nacido un criterio de identidad. Pasarán muchos años antes de que esta conclusión se generalice y suba a la categoría de verdad indiscutible. Ha intervenido la abstracción que no es otra cosa que una simplificación de los datos irrelevantes en beneficio de los importantes, mecanismo que se basa en la comparación entre recuerdos neuronales presentes en la mente que reflejan las diferencias y las similitudes. Todo ello en base a experiencias vividas.  

  Así el hombre ha estado construyendo el axioma de identidad.















viernes, 6 de mayo de 2011

Naturaleza de la Libertad

La mejor manera de entender este texto a cabalidad se logra mediante la lectura previa del artículo “La naturaleza de la conciencia”, en este mismo blog. Para los que no deseen hacerlo les resumo lo necesario de su contenido en el siguiente párrafo:

Allí se habla del mecanismo de la racionalidad que propone la presencia de un espejo reflector en nuestra actividad mental, en el cual se miran nuestras manifestaciones mentales: recuerdos, imágenes, conocimientos de variadas fuentes y clases y de cómo el hombre selecciona y escoge algunas de ellas que considera importantes y merecedores de atención, para un proceso de pensar y volver a pensar, que es lo que define la reflexión, la misma que tiene como meta final llegar a un conocimiento cercano a la verdad o a la verdad misma cuando esta está al alcance del hombre.

La selección que menciono de ciertos conocimientos con la intención de seguirlos trabajando en la mente dentro de una reflexión es ya un acto de libertad interior necesario para alcanzar la racionalidad. Que esta decisión esté supeditada a criterios lógicos, estudios específicos, costumbres culturales, intuiciones, propensiones u otra cualquiera condición personal admitida por el individuo es otra cosa que no afecta al acto electivo.

El primer acto de libertad está ligado, entonces, al primer acto de raciocinio. Por este origen común se ve que la libertad y la racionalidad van unidas en el hombre y se apoyan de tal manera que la una sin la otra no es factible.

La naturaleza de la conciencia y la naturaleza de la libertad parten y se basan en la acción de un espejo reflector cuya presencia no tiene explicación en la función neural del cerebro, y que por el conjunto de argumentaciones hechas en la “Naturaleza de la Conciencia” concluimos que es el aporte pasivo de Dios a nuestra racionalidad. Aporte que ahora extendemos a nuestra libertad.
Las dos manifestaciones son estados del hombre. Son parte de su ser, están juntas indisolublemente: El estado de razón supone y necesita de un estado de libertad.

Es por lo tanto una cualidad que obra en la intimidad al momento de reflexionar. El hombre percibe su capacidad de decisión por medio de la conciencia, es decir que mira en su espejo interior las diferentes opciones que el espejo-conciencia refleja de acuerdo con los datos que ha recibido del mundo externo, o de la memoria entendida esta como almacen somático de conocimientos, y decide. Por lo que la libertad está indexada directamente con la variedad de los recursos mentales disponibles.

De aquí se concluye que el ser humano no es mas libre que la gama de alternativas que le ofrece su bagaje de recursos personales representados por sus sensaciones del mundo exterior, la imaginación, la memoria, los conocimientos, los estados de ánimo, las combinaciones de ellos manejadas por la inteligencia y en general de los productos mentales operativos sopesados. Es obvio que no se puede elegir sobre lo que se desconoce, sobre lo que se olvida, sobre aquello que no se puede imaginar: Se lo hace entre lo que está presente en el espejo reflector interior al momento de la decisión.

Por esta vía los hombres han llegado a criterios comunes a los que se afilian casi ciegamente, los que, sin embargo, son de aplicación diferente en diversas culturas. La libertad siendo de fuente común universal, en el terreno práctico es de interpretación personal, cultural, étnica, etc. Si bien todo hombre es consciente de su libertad interior, el ámbito de ella es propio de cada persona.

Es penoso que algunos hombres estén limitados seriamente por escases de recursos intelectuales o inclinados por propensiones sociales o genéticas. Mas nunca están obligados o violados en su estado de libertad interior que permanece en toda circunstancia intacto. En conformidad con ello deberá siempre responder por sus actos.

Una segunda clase de libertad, objeto de loas y críticas, es la llamada libertad exterior. En el mundo el hombre actúa, escoge continuamente aquello que puede. Por ello en múltiples ocasiones es sujeto de un conflicto entre su estado interior y sus posibilidades de acción que Rousseau resumió con la célebre frase “El hombre ha nacido libre pero por todas partes lo veo encadenado”.

Esta segunda libertad debe hacer frente a un conjunto de restricciones físicas, morales, de conveniencia social, de normas vigentes, económicas, religiosas, etc. Es aquí donde hay controversias, unas veces porque los protagonistas confunden los campos de acción de la libertad, otras por conveniencia personal y/o situaciones de dominio.

Es apropiado decir que hay una diferencia grande entre las dos libertades: la interior es completa, admite una abstracción de idealidad, sus límites, que los tiene, son los de la naturaleza humana, que muchas veces condicionan la libertad exterior en la que datos imperceptibles provenientes de la libertad interior se han incorporado al hombre como parte sustancial de su ser actuante. Esto es, un conjunto de pre decisiones sobre temas vitales que, añadidas a otros datos no optativos del ser como su presencia física, su psiquismo, su acervo de costumbres, su inteligencia etc, configuran lo que llamamos individualidad.

El conflicto entre las dos clases de libertad se hace visible en temas controvertidos, en especial cuando un hombre, una agrupación menor o una sociedad nacional disfrutan de la libertad exterior común en provecho propio, personal o de grupo, imponiéndose sobre el grupo social en base a predominios, pero en desmedro de la libertad de individuos y agrupaciones.

Una forma camuflada de injusticia en la que los ofendidos defienden a su ofensor porque confunden los ámbitos específicos de cada libertad.

martes, 15 de marzo de 2011

Importancia de Dios para el hombre del siglo 21

Hablar de la importancia de Dios para el hombre parece un desatino si no establecemos ciertas premisas que ayuden a sostener una argumentación sustanciosa. No olvidemos que la pregunta busca una conclusión y esta requiere de varias consideraciones previas.

El punto de vista que desarrollaré prescinde de lo religioso, no contaré con los recursos clásicos que vienen de esa cosmovisión ya que mi mayor anhelo es desenvolverlo ajustado a un juicio de razón.

Por la ruta de la razón que escojo, la primera cuestión es dilucidar si existe o no el objeto sobre el cual voy a discutir. ¿Existe Dios? La respuesta deberá ser positiva si deseo proseguir, de lo contrario aquí terminaría este intento. Debo saber una respuesta y debo estar en capacidad de defenderla si acaso enciende una polémica. Pues si, conozco una respuesta positiva, es la misma que propuse hace tiempo ya en este mismo blog con el mismo título.

Se que Dios existe, note el lector que no digo “creo”. Lo afirmo porque soy consecuente con la argumentación que propongo en el artículo mencionado que la considero convincente. Mas aún, confiado en la bondad de su ensamble teórico, asumo que tengo el salvoconducto para pasar adelante.

Hay dos cuestiones que chocan: de un lado está la certeza de que Dios existe y, de otro, la realidad de una existencia azarosa, conclusión, esta última, que se basa en lo que dicen las ciencias modernas.

Por un lado una certeza fundamental, por otro, la conclusión de una ciencia exitosa que dice que no le debo nada a esa certeza. ¿Como puede darse una relación entre dos basamentos de tan opuesto origen?. O, si la hay, ¿de que clase debería ser, como sería funcional? ¿Hay un vértice común? Este es el verdadero enigma moderno.

Pero, el conflicto resulta solo aparente cuando se lo analiza a la luz de la naturaleza del universo que nos dice que el cosmos comienza en el caos de manera azarosa, pero que ese caos original, esto es muy importante, “no tiene fuerza física ni lógica para existir por si mismo”, no es un hecho auto suficiente, todo lo contrario, es un desorden cuántico completo que busca y necesita un desordenador competente, de la talla de un Dios creador, creador de un desorden perfecto para el caso.

Va a parecer curioso este giro pues siempre se habló de un Dios ordenador. Por su parte, dice la ciencia que ya no es necesario un ordenador porque la naturaleza es la forjadora de las leyes que rigen el cosmos.

El caos original es de carácter físico, me refiero al conjunto errático de partículas subatómicas que maneja la física cuántica. Este caos, que en un principio es necesariamente creado por un ser superior, consigue sobrevivir incluyéndose en el universo real, como huésped con reglas propias en casa ajena.

Aunque no quiero elucubrar y a riesgo de errar, en el afán de buscar explicaciones a las cosas, entiendo que Dios quiere obrar con suprema justicia, para lo cual escoge ese camino como medio para dar oportunidad a que cualquier cosa pueda emerger y para que lo que emane de ese caos, al ser un resultado aleatorio, sea libre y no tenga dependencia alguna hacia el medio del cual ha salido.

Le debemos a Dios, según esta manera de explicar, la oportunidad de ser, ya que sin ella no fuéramos, mientras que por ella somos. Recibimos el premio adicional de la libertad, imposible de entender de otra manera. Solo un Dios pudo demostrar así su omnisciencia, su todo poder, su inmaculada justicia y su infinita bondad.

Libertad que deja en nuestras manos la potestad de reconocerlo o no; de aceptarlo como ente superior pero sin vínculo con nosotros, fórmula que vemos en el mundo de hoy; o reconocer que su intervención en el origen del universo es suficiente para sugerir nuestra filiación, nuestra gratitud, respetarlo e inclusive amarlo cuando aceptamos que la relación afecta a nuestra sensibilidad.

Somos seres especiales, gozamos de un mecanismo propio para el mejoramiento contínuo de nuestra capacidad, hablo de la reflexión, cuyo funcionamiento se explica en el texto denominado “Naturaleza de la Conciencia”, que se halla en este mismo blog. A través de el entendemos que estamos dotados de los medios necesarios para aspirar a la perfección, apoyados por la presencia de Dios, cuya imagen final la intuimos.

Allí nos enteramos, también, de la delicada y respetuosa presencia permanente de Dios en nosotros, así como en todas las cosas, y de cómo colabora con el hombre. Presencia que hace viable nuestra racionalidad por lo que hay razón suficiente para considerarlo indispensable.

En resumen, Dios no nos crea pero hace posible nuestra existencia y luego nos acompaña en acto de bondad, sin intervenir, para que logremos el estado de razón y libertad del cual hacemos gala en el mundo.

Es cuestión de decisión personal el nivel de relación que decidamos porque la forma como hemos alcanzado la existencia no nos ata, al contrario, nos confirma como libres, libertad que podemos emplear inclusive para desconocer a Dios
Continua con "Nueva relación entre el hombre y Dios" en este mismo blog.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La mujer de siempre

A CHA

Eras menuda y frágil, de rasgos regulares y delicados, de sonrisa amable, ademanes pausados. Eras bonita, asequible, distinguida. Eras inocente. Eras dulce. Caminabas tiesita, derecha, mirando al frente, dejándote admirar. Llegabas tarde a las citas murmurando disculpas que no escuchaba, pues, si ya llegaste ya trajiste alegría y contento. Muerta de frío traías calor a mi corazón. Te recuerdo envuelta en tu impermeable blanco caminando presurosa por las gradas universitarias, tratabas de compensar, apremiada, el atraso que se había hecho cotidiano. Te noté demasiado delicada para enfrentar el mundo, por eso resolví que me haría cargo de ti. Necesitabas un protector que te aprecie, que te entienda, que te considere un tesoro. Yo era el afortunado. Lo supe desde que te vi, hace ya muchos, muchos años

Te decía por entonces, haciendo mía la canción: Renovado esplendor esta noche hay en ti. Que bonita que estás, que bien luces así. Orgulloso te llevo del brazo y Paris se arrodilla ante ti. Fue lo que sentí, fue lo que te dije, una y otra vez.

Te dije, me dijiste. Nos casamos. Zarandeado prematuramente, por mil motivos y razones, en toda mi personalidad y en mi espiritualidad encontré mi destino, buscado desde siempre; encontré mi destino en el remanso generoso de tu bondad natural. Allí disfrute por primera vez, allí el guerrero rindió sus armas ante la sumisión, ante el encanto sobrio de la bondad del corazón.

Y vinieron los hijos, bellos ejemplares fruto del amor. Cuidaste esmeradamente a cada uno de ellos haciéndolos sentir únicos. Hoy son personalidades diferentes reunidos por la misma cobertura maternal, por la amorosa bondad que irradia tu incansable corazón, hoy comparten tu atención, tu afecto, tu amor.

Desde entonces ha pasado mucho tiempo. Estamos como al principio. Tu y Yo .Ya no hay citas ni expectantes esperas. Ya somos el uno del otro. Tenemos una vida que recordar, muchas cosas de que hablar, experiencias para compartir. ¡Que ha pasado mucho tiempo!, dicen que si, pero yo te sigo viendo menuda y frágil, de rasgos regulares y delicados, de sonrisa amable, ademanes pausados. Sigues bonita, asequible, distinguida. Por supuesto que eres inocente y dulce. El tiempo no ha podido mancillar tu espíritu, apenas si ha dejado unas opacas muestras de su vano intento por cambiarte.

No nos vamos a despedir porque los que vamos a pasar la eternidad juntos no hablamos del ahora o del mañana.