Este estudio va por la nueva forma de filosofía concebida para
entender el universo a partir de conceptos físicos. El párrafo que sigue lo
ubica dentro del panorama general.
En los últimos tiempos la filosofía suspendió el tratamiento
de los temas tradicionales. Ha influido en este marasmo de la filosofía
que la especulación teórica pura
asentada en la inteligencia no pudo hacer frente al embate de la ciencia y sus
ponencias concretas. En otro
aspecto, el vínculo especial entre
filosofía, ciencia y religión, la causalidad, había sido reducida a costumbre psicológica y más tarde
degradada por la aleatoriedad de la física cuántica y la evolución que la
encontraron insuficiente para explicar
los fenómenos de la física subatómica y de los cambios de la vida.
Hay que añadir a lo dicho el vertiginoso adelanto de las
ciencias experimentales que ha comenzado a dar informaciones concretas sobre la evolución del universo, la
aparición de la vida y el conocimiento perceptivo.
Los antiguos criterios de que las cosas reales eran productos
de la actividad mental y el idealismo basado en estos criterios quedaban
obsoletos por las demostraciones científicas. Las suposiciones supervivientes
de que algunos axiomas eran parte constitutiva del cerebro o incrustaciones en
la mente enfrentan los descubrimientos
de la investigación neurológica en curso.
Es en este entorno que se desarrolla la filosofía analítica
basando sus proposiciones en las ciencias naturales, la lógica y el lenguaje.
No es pues un modo del pensamiento ni una escuela filosófica sino un cambio del
enfoque preferente que decide la búsqueda de las verdades últimas por medio de nuevos métodos: no más
especulación, no más causalidad, la investigación es lo apropiado, seguida de una renovada interpretación, y la
depuración del lenguaje hacia la precisión de las nuevas concepciones. El cambio de la fuente de la información
es radical porque la filosofía clásica buscaba las soluciones a los problemas
del universo y del hombre en la mente privilegiada, capaz de reflexión y
abstracción; la filosofía analítica piensa que toda la información
necesaria para encontrar esas respuestas están en la naturaleza y que el medio
idóneo para obtenerla es la investigación científica teórica y práctica. A tal
punto llega el cambio de la base de datos o fuente de información que el
desarrollo de la ciencia se ha vuelto determinante para la solución de los
problemas pendientes de la filosofía.
Pero las incógnitas filosóficas tradicionales permanecen
vigentes y demandan respuestas. No se resuelven por el solo cambio de enfoque
mencionado, necesitan además nuevas elaboraciones.
Hasta ahora los intentos que se han hecho al amparo de la
filosofía analítica han sido discutibles tal vez prematuros en proporción a las
inconsistencias de las teorías empleadas. Así, la solución que da la física al
problema de la existencia de Dios en base a la física cuántica resumida en voz
de Stephen Hawking peca de apresurada y termina siendo superficial porque no se
ha tomado en cuenta la naturaleza del caos. Los temas de la existencia, la
conciencia y la reflexión no evolucionan satisfactoriamente hacia una solución
pese a la inmensa cantidad de recursos financieros y humanos que se dedican a
la investigación. Es así que nadie sabe
que es la conciencia, aparte de proposiciones parciales de alcance limitado, ni
cuál es la relación de la mente con el cerebro más allá de lo que la psicología
ha descubierto por medios indirectos que se basan en la interpretación y la
tabulación de conductas. Tampoco satisfacen las respuestas al origen del
universo que han llevado el inicio hasta un punto de densidad infinita que hace
recordar la costumbre de la Metafísica de resolver asuntos complejos empleando
conceptos incomprensibles.
Seguimos esperando que la investigación nos de más y mejores
datos para resolver los enigmas del universo y del hombre. Mientras tanto hay
que trabajar con las pautas e indicios que están ya sobre la mesa observando
que se los ve aislados del conjunto del saber humano. Falta el examen
filosófico sobre lo descubierto para entrelazar los datos unos con otros. Esta
es una de las metas de este artículo.
Fruto de este cambio de posición de la filosofía hacia los
datos que provee la ciencia como fuente habilitada del conocimiento racional
surge una nueva rama de la filosofía: el fisicalismo que se abre paso un tanto
dificultosamente por sus constantes referencias a la ciencia pues aceptemos que
entre los pensadores hay pocos que la privilegien. Mas aún, a muchos filósofos
les causa erisipela maniobrar intelectualmente con conceptos físicos.
Porque abona a mi favor debo expresar que este trabajo profundiza desde la física conceptual, acepta en el modo de hacerlo, el
criterio de Einstein quien opinó que mientras se mantenga un estudio en las
áreas conceptuales no son necesarias las matemáticas. Pero también se lo hace
respondiendo al artículo de Werner
Heisenberg quien pide ayuda a la filosofía como la forma del pensamiento
adecuada para descifrar aquello que la
física no ha podido resolver, a él le preocupaban sobremanera los enigmas cuánticos.