viernes, 20 de febrero de 2009

Naturaleza de la Conciencia en el siglo 21

Los hombres testificamos que tenemos conciencia. Hay unanimidad en ello. Por lo tanto podemos asegurar que está en todos nosotros. La consideramos una verdad de accesión directa, mayor que un axioma. Por tanto su existencia en nuestro interior es mas que nada una certeza personal universal. Indemostrable por los caminos externos de la ciencia. Es una presencia en nosotros, individualizada, que cotribuye a nuestra actividad intelectual sin mezclarse ni confundirse con ella.

Por ser tan universal es que cualquiera puede opinar sobre ella causando multiples y variadas conjeturas sobre lo que significa, sobre lo que es y sobre su trascendencia. Tal acumulación de datos es el origen y la explicación de una entrabada confusión.

Limpiar, aclarar, podar,desinfectar las ideas sobre la conciencia ha sido inmensa ocupación. La verdad final me parece lógica y sencilla. Voy a explicarla de la misma manera.

La primera cuestión a resolverse está relacionada con su origen. Si es atribuible al desarrollo del hombre o si es fruto de una intervención divina. ¿Es de orden material, resultado de la evolución neuronal de la mente?. ¿O es espiritual, dada al hombre por Dios de alguna manera?. No hay soluciones intermedias.

La primera opción solo es una conjetura. Hay mucha gente investigando pero no hay nada conclusivo en relación a que sea un producto de la evolución neurológica. La mayoría de investigadores trabajan en sus propias mentes por medio de la introspección dirigida. Desde luego hay una corriente que aplica el método científico. Ninguno de ellos ha logrado resultados, ni siquiera aproximaciones.

La segunda alternativa no se puede probar directamente. Las cosas de Dios son de otro orden. Nos queda el recurso de examinar y concluir si la conciencia es o no parte de nuestro sistema de existencia de cosas del mundo real. Si comprobamos que no es parte de nuestro sistema de existencia ordinario podremos decir que hemos logrado una demostración por exclusión. Esto es, que la conciencia no es parte del mundo real. Y que, por lo tanto, debe pertenecer a otro mundo. Esta sería nuestra máxima aspiración.

En los párrafos siguientes voy a demostrar que este es el caso.

Comienzo por trabajar la idea del espejo. Este es un artefacto que en la vida diaria nos permite observar cualquier cosa que la pongamos delante. Prescindiendo de las normas de la Optica asumimos que las refleja sin distorsión, en cuyo caso las cosas se verán exactamente iguales a los objetos reales. Hasta allí llega la función propia del espejo.

Otra cosa es que el reflejo cause en nosotros reacciones anímicas variadas. Sean estas directas y simples como amor, odio, satisfacción, o complejas tales como frustración, amargura, embeleso, etc., todas son independientes del espejo.

También es otra cosa que luego de apreciar la imagen reflejada decidamos una acción o conjunto de acciones, no necesariamente dependientes, pero si relacionadas con el reflejo. Afeitarnos, por ejemplo, si notamos la necesidad, ir de compras si recordamos que nos hacen falta cosas, o darle un beso al conyuge al que vimos reflejado en el trasfondo.

Si retiramos el objeto desaparece el reflejo, sin embargo el espejo está disponible siempre para nuevas reflexiones.

Propongo aceptar la idea de que la conciencia funciona como un espejo de nuestra actividad mental. No sin antes hacer notar al lector que el espejo-conciencia, fiel a su condición neutral, ha reflejado, desde tiempos ignotos, aquello que el hombre a puesto delante de el sin reparar en el contenido.

Desde tiempos antiguos los hombres hemos reflejado en la conciencia-espejo conflictos de orden moral. Así hemos sabido distinguir entre aquello que es bueno y lo que es malo.

No pasaría mucho tiempo antes de que comprendieramos que no para todos los hombres rigen las mismas reglas: lo que es bueno para unas culturas y sus representantes humanos es malo para otras y viceversa. Esta diferencia se produce porque el material que presentamos ante el espejo está determinado por el conjunto de tradiciones , conocimientos y usos que hemos acopiado en función de nuestra pertenencia a un pueblo específico y a nuestra personal interpretación de ellos. La conciencia espejo no tiene que ver con lo bueno o malo como categoría impuesta, esta es una apreciación individual. Lo que no impide que haya consensos sobre temas de interés y conveniencia general.

Del párrafo anterior se desprende que esta conciencia, que creíamos restringida en un principio para dilucidar cuestiones morales, está de hecho reflejando mas que eso. Refleja todo, todo lo que se le pone al frente, cualquier producto de la mente. El entenderlo así, tácitamente ha dado lugar a tratar a la conciencia como poseedora de diferentes atributos: como conciencia religiosa, moral, intelectual, social, económica, artística etc., es decir, una conciencia para cada actividad o grupo de ellas.

¿Pertenece esta conciencia al sistema de existencia de cosas reales?. Si la pregunta admite una respuesta positiva la conciencia deberá pasar la prueba de consistencia con ese mundo. La prueba, ampliamente desarrollada en "La Naturaleza del Universo" ( libro actualmente en edición), indica que los seres reales están normados por su dependencia hacia el espaciotiempo: están en el espacio durante un tiempo. ¿Está la conciencia bajo estas condiciones?. ¿Está supeditada al espaciotiempo como requisito existencial?. La mayoría de lectores va ha encontrar dificil contestar. La respuesta requiere de cierto entrenamiento que voy a sugerirlo desde aquí.

Empecemos con las cosas comunes: la cama, la casa, el barrio, la ciudad, el pais, el continente, el sistema solar, etc están en lugares o sitios específicos, generalizando, diremos que están en el espacio. Diremos también que todas las cosas estarán allí durante un tiempo de duración, corto o largo, no importa, están supeditadas al tiempo para subsistir. En el mundo real no hay nada eterno.

El ejemplo que he dado trata con objetos visibles. ¿ Que sucede con los productos de la mente que no se ven?. Lo mismo. Percepciones, imágenes, pensamientos, y demás cumplen sus funciones en el espacio del cerebro, y lo hacen durante un tiempo. Por lo tanto son seres reales sometidos como cualquier cosa visible al sistema de existencia.

En el otro mundo de lo invisible o mejor dicho de lo no visible están los átomos y sus partículas. Los átomos, aun cuando no se pueden ver, dejan rastros de que ocupan lugares sometidos al tiempo. Las partículas son un caso especial. Las partículas subatómicas tomadas en conjunto, como universo cuántico, son parte del sistema de existencia espaciotemporal, aunque, casa adentro, al interior de su mundo propio, practican sus propias reglas aleatorias sin someterse al espacio y tiempo organizado como espaciotiempo.

Volvamos a nuestro mundo interior individual. Ya sabemos que los productos de la mente y las cosas grandes y pequeñas se someten al espaciotiempo. ¿Lo hace también la conciencia?. Veamos. ¿Está la conciencia en un lugar?. No. ¿Depende del tiempo?. No.

Alguien argumentará que sus funciones se cumplen en el cerebro. Entonces deberé recordarle que es como un espejo de nuestro mundo mental y que, para reflejarlo, debe estar fuera del material a reflejar. Que no hay que confundir el reflejo con el reflector.

Abundaré diciendo que la conciencia refleja por igual todo lo que percibimos a travez de los sentidos, todo lo que imaginamos, todo lo que sentimos, todo lo que pensamos, lo viejo, como lo nuevo. De ser un ente sometido al espacio tendría restricciones como las tienen los productos de la mente antes enlistados como suceptibles de reflejo: todos sabemos que la memoria se satura, o que la imaginación tanto como la percepción y aún el conocimiento tienen límites finitos. La conciencia no tiene esas acotaciones, no envejece, pues permanece inmutable: refleja hechos pasados o nuevos, es mas, refleja hechos cambiantes como nuestro propio cuerpo o siquismo evolucionando al paso del tiempo. Permanece pues inmutable al paso del tiempo.

La conciencia no está en un lugar específico y su acción no está condicionada por el tiempo. Mire el lector dentro de si y podrá comprobarlo. Recomiendo hacerlo varias veces porque no siempre hay una conclusión inmediata.

Si no pertenece al mundo real, la conciencia no es parte del mundo de las cosas. Tendrá que ser parte de la única otra alternativa, parte del mundo de Dios.

En el concepto aproximado de Dios está la ubicuidad. El espacio y el tiempo son restricciones que no alcanzan a Dios. El está, debe estar en todas partes. Debe estar en nosotros, sin que esto implique una preferencia. Dios está en todas partes.

Vistas las cosas así, la conciencia es una manifestación de Dios en nosotros. Pero no es decidida por El como acto preferente. Estar en todo lugar es su naturaleza. Pensar lo contrario sería aceptar un Dios injusto que beneficia a unos seres con su presencia y se niega a otros, algo incompatible con su calidad.

En un próximo artículo indicaré como llegó al hombre.

Ligado a este documento encontrará el lector interesado otros que tratan sobre "La naturaleza de la libertad" y "Una nueva relación con Dios"

Nota.- Debo anticipar que usaré la acción universal de la conciencia, como reflectora de cualquier actividad de la mente para explicar "Como pensamos y Conocemos", en este mismo Blog. Es parte fundamental del raciocinio como se puede leer en el artículo escrito expresamente para explicar su mecánica.




2 comentarios:

  1. Hola. Ya había leído esta entrada y aclaró muchas cosas, pero sigo sin entender bien la existencia de la conciencia. Pero seguiré leyendo con ese interés.

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  2. Bueno, esto responde en parte mi pregunta anterior... también seguiré leyendo con interés.

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